¿La elección consecutiva es buena o mala para la democracia? ¿Quién debería decidir si se postula de nuevo algún presidente o presidenta municipal? ¿Es un mecanismo de rendición de cuentas?
Fue la reforma del 2014, acordada en el Pacto por México, la que habilitó la elección consecutiva de legisladores y alcaldes en nuestro país, implementándose por primera vez en las elecciones federales de 2018. En el Estado de México 38 buscaron la elección consecutiva ese año y sólo 20 de ellos lo consiguieron.
La reelección fue aprobada en el Congreso con dos principales argumentos. Por un lado, se dijo que resolvería el problema de la curva de aprendizaje de las autoridades electas, otorgando una mayor continuidad. También que fortalecería la rendición de cuentas al someter a las autoridades al escrutinio público para juzgar su actuación en cuanto a su capacidad y desempeño.
En el caso mexicano no hay datos para saber si la reelección local ha cumplido estos objetivos. Hay evidencia en Brasil de que en los gobiernos locales con mayores incentivos para ser reelectos muestran menos corrupción (Ferraz y Finan, 2010) aunque en Argentina también se ha generado un estancamiento de las élites políticas, sobre todo en municipios pequeños y medianos (David, 2017).
En realidad, no necesitamos de una reelección para profesionalizar al servicio público o mejorar la rendición de cuentas. De hecho, podríamos avanzar en esos dos objetivos estableciendo un verdadero servicio civil de carrera (un tema abandonado por la 4T) y mejorar las auditorías en tiempo real, por ejemplo.
También hay que apuntar que en la reelección a la mexicanase han puesto mal las prioridades. Se han considerado primero los derechos de los partidos políticos, luego los del mandatario y al último los de la ciudadanía. En este diseño sólo se fortalecen las élites locales y generan incentivos para crear clientelas electorales en lugar de ciudadanas y ciudadanos empoderados.
Se requiere una transparencia efectiva para que la ciudadanía pueda juzgar en qué medida el gobierno está cumpliendo sus objetivos, pero también organismos autónomos que sancionen efectivamente sus abusos y omisiones. Así la reelección sería el mecanismo que cierre la pinza de un proceso de rendición de cuentas originado en una deliberación pública bien informada.
Por último, también es cuestionable pretender evaluar a un presidente o presidenta municipal sólo función de un sondeo de opinión pública, como dice estar haciendo Morena. Me parece que deberían considerarse elementos más objetivos, como una auditoría de desempeño o la propia cuenta pública. Asuntos que cualquier funcionario debería tener en orden en caso de querer buscar la reelección. Pero también me parece indicativo que Morena no reniegue de esta herencia legislativa del Pacto por México en la construcción del nuevo régimen que dicen encabezar y un riesgo que no se identifiquen los problemas que su mal diseño esta generando.
Artículo publicado en el El Sol de Toluca, el 25 de febrero de 2021.