El pasado miércoles 27 de enero participamos en el ejercicio de Parlamento Abierto convocado por el Secretariado Técnico para el Análisis y Estudio de la Reforma Constitucional y el Marco Legal del Estado de México (SECTEC), órgano creado por acuerdo de la Junta de Coordinación Política del Congreso local a iniciativa del Senador Higinio Martínez Miranda quien propuso iniciar con un amplio debate para una Reforma del Estado de México.
Quienes formamos parte de la Red Mexiquense de Gobierno Abierto identificamos este ejercicio como una oportunidad justamente para fortalecer el entramado legal de participación ciudadana, transparencia y rendición de cuentas en la entidad. Sin embargo, tenemos muy claros los alcances y limitaciones de este esfuerzo y en este espacio aprovecharé para compartir algunas reflexiones al respecto.
Posterior a la instalación del Parlamento Abierto se han publicado algunas opiniones que cuestionan tanto la legalidad, en este caso por las facultades del SECTEC y sus alcances de reforma constitucional, como por su legitimidad cuestionando la cantidad o el estatus de quienes pudieran participar en este ejercicio.
La primera preocupación puede explicarse si uno se queda en el manejo del discurso utilizado entre las algunas personalidades que inauguraron el ejercicio, los cuales en su mayoría coincidieron en identificarlo como un nuevo diseño de una nueva constitución para el Estado de México, de vanguardia, o que incluso transformará al Estado de México en el seno de una democracia participativa en el país.
Aquí es bien importante identificar que el SECTEC no redactará, ni está en sus objetivos ni atribuciones, una nueva Constitución política para el Estado de México, sino que es una especie de órgano consultivo que se formó por acuerdo de la Junta de Coordinación Política, que presentará un primer diagnóstico y análisis a este órgano colegiado. Los documentos y convocatorias elaboradas por el SECTEC hasta el momento así lo apuntan, sin lugar a duda. En este marco es que se están habilitando diversos canales de participación, uno de ellos el llamado Parlamento Abierto con organizaciones de sociedad civil, pero también el foro multi actor y el foro con Ayuntamientos.
Pero si en los mensajes y discursos que se le ofrecen a la ciudadanía se da por sentado que con el Parlamento Abierto se inicia formalmente un mecanismo de reforma constitucional o incluso de una especie de Constituyente, no sólo implica provocar más de una ceja levantada de personas expertas en derecho constitucional sino el riesgo de generar falsas expectativas entre la ciudadanía e incluso el descontento de otros actores como diputadas y diputados locales que paradójicamente no han participado en este mecanismo.
En realidad, todavía es incierta la forma en la que el Legislativo vaya a retomar el producto generado por el SECTEC, independientemente de su calidad, y lo más probable es que este asunto dependa de las diputadas y diputados de la siguiente Legislatura.
También es importante identificar que el modelo de Parlamento Abierto es mucho más amplio que el habilitar espacios de diálogo con la sociedad o el transmitir las sesiones de los diputados en redes sociales. El Parlamento Abierto es fundamentalmente un modelo de gestión pública en el que se coloca a la ciudadanía al centro, sin que esto implique sustituir a las autoridades electas, para fortalecer los procesos de toma de decisiones en el ámbito legislativo, teniendo por pilares la transparencia, la participación ciudadana y la rendición de cuentas.
Aunque este concepto está actualmente considerado en la Ley Orgánica del Poder Legislativo local, si éste no se implementa mediante una Estrategia de Parlamento Abierto que cuente con elementos medibles y cuantificables difícilmente se obtendrán resultados relevantes como hasta el momento. Muestra de ello son los resultados del diagnóstico de Parlamento Abierto que realizamos en CIMTRA en el que nuestro Congreso local obtuvo apenas un 50.4% de calificación.
El modelo de Parlamento Abierto es ante todo un reto de diseño institucional, al igual que el de Gobierno Abierto, en el que hay mucho por avanzar en nuestra entidad. Y el ejercicio que encabeza el SECTEC es una oportunidad en sí misma no sólo para identificar estos alcances y limitaciones sino para contribuir con propuestas específicas y ser parte de un diálogo que pueda devenir, quizá, en una o varias iniciativas ciudadanas que acompañen el producto final de este ejercicio.
Por otro lado, también es importante identificar que en estos ejercicios es más importante la calidad de la participación que la calidad. La cantidad de participación sólo es deseable en procesos electorales, o cuando se consulta a la ciudadanía sobre un asunto muy concreto, teniéndose propuestas específicas y habiéndose informado y analizado previamente las alternativas, y donde sólo hay dos opciones de elección.
En los procesos de gobierno y parlamento abierto exitosos, al no pretender sustituir a los mecanismos de democracia representativa, se caracterizan por buscar la calidad de la participación más que la cantidad. Estos modelos encajan mejor con el ideal de democracia deliberativa, que tiene por idea central que las decisiones políticas sólo son legítimas cuando son el resultado de una amplia deliberación democrática. Por ello es importante contar con una ciudadanía activa y suficientemente informada; contar con mecanismos institucionalizados de participación y un espacio de diálogo abierto, en el que sea posible un diálogo entre la ciudadanía, pero también entre la ciudadanía y la administración.
La labor que desarrollan actualmente las y los integrantes del Secretariado Técnico para la Reforma del Estado es un gran reto que vale la pena apoyar, sobre todo porque se han planteado sistematizar todo el conocimiento y aportaciones ciudadanas a lo que bien puede ser un punto de partida de una nueva constitución en el Estado de México y una renovación de sus instituciones.
Pero también es bien importante que todas las personas que participen tengan claros los objetivos, alcances y limitaciones. Y no sólo para evitar falsas expectativas, sino también para identificar que la mayor responsabilidad de este proceso estará en manos de las y los diputados, traduciendo las propuestas en reformas puntuales, que partan por reconocer la necesidad de legislar precisamente sobre Parlamento Abierto y Participación Ciudadana para institucionalizar este tipo de procesos.