La protección de datos personales ha cobrado una relevancia sin precedentes en la era digital. A medida que la tecnología avanza y se integra en casi todos los aspectos de nuestra vida, la necesidad de proteger la información personal se ha vuelto imperativa. Esta evolución ha sido impulsada tanto por desarrollos tecnológicos como por acontecimientos que han evidenciado la vulnerabilidad de los datos en el ciberespacio.
Históricamente, la protección de datos personales ha sido una respuesta a estos desafíos. A nivel internacional, organismos como el Consejo de Europa y la Unión Europea han establecido marcos regulatorios para garantizar la protección de la privacidad y la seguridad de los datos. Estos instrumentos legales han sentado las bases para que países de todo el mundo, incluido México, adapten y fortalezcan sus legislaciones.
En el caso de México, la evolución normativa ha sido notable. Desde la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental en 2002 hasta la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados de 2017, México ha demostrado un compromiso creciente con la protección de datos personales.
Sin embargo, más allá de la mera protección de datos, emerge un concepto aún más profundo y transformador: la soberanía de datos. Esta idea va más allá de la protección y regulación; se refiere al control y propiedad de los datos dentro de una jurisdicción determinada. En un mundo donde los datos es el nuevo petróleo, la soberanía de datos es sinónimo de autonomía y autodeterminación.
La importancia de hablar del derecho de protección de datos personales radica en su trascendencia en tres componentes fundamentales: social, económico y jurídico. Desde una perspectiva social, los datos personales reflejan nuestra identidad, nuestras interacciones y nuestras preferencias. Económicamente, los datos impulsan la economía digital. Jurídicamente, la protección de datos personales es un derecho fundamental.
La economía de plataformas y las “Big Tech” tienen una presencia omnipotente. La doctora Shoshana Zuboff ha etiquetado esta tendencia como “capitalismo de supervigilancia” donde nuestras vidas, movimientos y decisiones son constantemente monitoreados y utilizados para predecir y controlar nuestro comportamiento.
La clave está en la regulación y el control democrático de estas tecnologías. El modelo europeo, con el Reglamento de Servicios Digitales, ofrece un modelo interesante para México. Estos esfuerzos buscan equilibrar la balanza de poder entre las grandes tecnológicas y la sociedad en general.
No se trata solo de recolectar y analizar información, sino de hacerlo de manera sostenible y equitativa. La soberanía de datos que se propone a través de la iniciativa GAIA-X se convierte en un pilar fundamental.
En conclusión, la evolución normativa del derecho de protección de datos personales y la soberanía de datos son fundamentales para construir un futuro digital sostenible. Estos conceptos no son meramente teóricos; son la base sobre la que se construirá la sociedad del siglo XXI.
Notas
Convention 108 and Protocols, Council of Europe.
Freedom in the Age of surveillance capitalism: Lessons from Shoshana Zuboff, Laniuk, 2021.
Reglamento (UE) 2022/2065 relativo a un mercado único de servicios digitales, 2022.
A new data deal: The case of Barcelona, Monge et al., 2022